El gobierno mexicano enfrenta una de las tasas más altas de embarazos en adolescentes, pues alrededor de 73 de cada 1.000 partos son de madres de 15 a 19 años y debido al confinamiento las estimaciones indican que entre 2020 y 2021 el número total sumarán los 191.948, lo que supone un aumento del 12% respecto a 2019.

El Consejo Nacional de Población (Conapo) cree que es debido al poco acceso a los servicios de anticoncepción durante la pandemia. Aunque permanecen abiertos, según el Gobierno.

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La directora del Instituto Nacional de las Mujeres, Nadine Gasman, es consciente de este problema y menciono que “el confinamiento aumenta la violencia sexual familiar”.

Pues una gran causa de este aumento es que las escuelas están cerradas y se no se tiene la información necesaria para evitar un embarazo.

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“La ausencia de vida escolar por la pandemia y la crisis económica propicia uniones informales y embarazos tempranos”, confirma Mariana Pría, coordinadora de Incidencia Política en Save the Children.

Cabe destacar que el 98% de las adolescentes en nuestro país conocen métodos anticonceptivos, pero solo un 21% dice haberlos usado y un 13,45% desconoce cómo se usan.

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La investigadora del Grupo de Información en Reproducción Elegida (Gire), Verónica Esparza menciona que “se necesita una educación sexual integral, laica y científica para que las más jóvenes comprendan las implicaciones de un embarazo temprano”.

Mientras que la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, ha mencionado en numerables ocasiones que las embarazadas menores de 15 años hay que considerarlas víctimas de violencia sexual, porque en algunas comunidades indígenas se entiende que si a los 19 no te has casado ya nunca lo harás, por eso las niñas son madres muy pronto, vendidas, en ocasiones, para matrimonios concertados.

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En el Estado de México hubo en 2019 más de 500 embarazos de niñas menores de 15 años, según datos de Save the Children. La directora de Inmujeres, testifica que han redoblado los esfuerzos, derivando fondos que se destinaban a organizaciones civiles.

“Más de 80 millones de pesos (4 millones de dólares) se han dedicado a la implementación de la estrategia nacional para la prevención de estos embarazos”, menciona la directora.

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En las comunidades de algunos estados del país normalmente apelan a parteras de su comunidad y estas han llegado a la conclusión que “no suelen expresar sus sentimientos, lo que quieren, lo que necesitan. Están acostumbradas a no tener ni voz ni voto”.

Las cifras que enfrenta México respecto a la salud sexual y reproductiva que la pandemia está empeorando los embarazos adolescentes arrastrarán con ellos el abandono escolar en una espiral indeseable, donde no se encuentra el cabo del que tirar para desenredar la madeja. Investigación llevada por el País.

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