Como nunca antes, Miguel Bosé abrió su corazón para hablar de quién es él, pero sobre todo de un episodio que lo marcó: la difícil relación que tuvo con su padre, el torero Luis Miguel Dominguín, con quien al final de sus días logró estrechar la relación y perdonar el pasado.

En entrevista con Joaquín López-Dóriga, el cantante explicó que él siempre fue un niño interesado en el arte, con una mayor sensibilidad que prefería los libros a salir a galopar a caballo o levantarle la falda a las niñas.

PUBLICIDAD

En su libro “El hijo del capitán trueno” Bosé destapa esta parte poco conocida de él y cómo lo marcó. “No estuve a la altura de lo que él quería como heredero y por lo tanto fue un periodo muy difícil”.

Esa situación “entre el ser y deber ser” lo llevó a atravesar situaciones difíciles con su padre, así como experiencias de vida que casi derivan en su muerte. “Un niño que no correspondía a las actitudes bruscas, inmediatamente físicas que él demandaba o hubiese soñado era rechazado. Aunque más tarde me dijo: tengo que pedirte perdón”.

PUBLICIDAD

Sin embargo, con el tiempo y las largas charlas que tuvieron, todo eso quedó atrás y se perdonó, según cuenta Bosé, al agregar que lograron convertirse en buenos amigos, durante los últimos 30 años, pues el reconocido torero falleció el 8 de mayo de 1996.

PUBLICIDAD

A pesar de todo, el intérprete recuerda a su padre como el hombre más tierno que había encontrado, “pero quien tenía que vender esta imagen de Dios y con mucha testosterona, macho, porque era lo que aquel régimen demandaba”.

Tras este aprendizaje, el intérprete de “Amante bandido” decidió cambiar la historia y ser para sus hijos el padre que a él le hubiera gustado tener.

PUBLICIDAD

abre en nueva pestañaabre en nueva pestañaabre en nueva pestaña