La liguilla de la Liga MX siempre da espacio a lo impensando. Pero ni los más optimistas hinchas de las Chivas soñaron el desenlace que tendría la semifinal ante América, después de la derrota inicial en Guadalajara. En definitiva, el equipo de Veljko Paunović rompió la estantería y se llevó el boleto a la final con una gran victoria a domicilio por 3-1 sobre las Águilas, que nuevamente defraudan en fases definitorias.
El conjunto tapatío dominó largamente el cotejo ante un cuadro azulcrema que optó por dosificar fuerzas y encomendarse a la diferencia de la ida. Ronaldo Cisneros abrió la cuenta para la visita (19′) y mostró que Chivas iba por el premio gordo, pero Diego Valdés -el mejor de las Águilas- igualó en el segundo tiempo con un cabezazo colocado que dejó sin reacción a Miguel Jiménez (57′).
La jugada clave llegó cinco minutos más tarde, Álvaro Fidalgo le dio un patadón al Nene Fernando Beltrán cuando aún no cruzaba al campo enemigo, y el árbitro Víctor Alfonso Cáceres, previa revisión de VAR, decide su expulsión. De ahí para adelante todo fue para las Chivas, que sufrieron un gol anulado antes de que Alan Mozo descontara con un trallazo desde la medialuna.
Como el global todavía favorecía a América, el técnico Fernando Ortiz decidió resguardarse con los reemplazos de Alejandro Zendejas y Diego Valdés. El problema es que no tuvo Plan B cuando la visita comenzó a atacar por aire y finalmente Jesús Orozco Chiquete metió los pelos para el 3-1 de la clasificación tapatía, merecida por el planteo y por la actitud, y también como castigo a la parsimonia de las Águilas.
En definitiva, Chivas jugará la final ante Tigres, que también eliminó a un favorito, Monterrey; y desatan una crisis en Coapa, donde no solamente estará en juego el puesto de Ortiz, si no que también el futuro de numerosas estrellas, entre las que se cuenta a Diego Valdés. El chileno tiene acercamientos del fútbol europeo y el triste desenlace de esta temporada puede ser el propulsor definitivo.